martes, 27 de febrero de 2024

AUGUSTO Y SUS 25 AÑOS DE PAZ

 


Todavía quedan por ahí algunos vestigios que el Franquismo dedicó a conmemorar los 25 años de paz. Así por ejemplo, tenemos el Hospital de La Paz en Madrid o la antigua Avenida de la Paz que es hoy la M-30. Corría el año 1964,  con Fraga al frente del Ministerio de Información y Turismo, y España se llenó esculturas, placas, barriadas, colegios y calles que celebraban los “25 años de paz”. Fraga, que era un personaje muy inteligente, cambió la Victoria por la Paz en un acertado modelo en el que presentaba al régimen de Franco como pacificador. Bueno, esto que acabo de contar es archisabido, pero de lo que os quiero hablar es de cómo veinte siglos antes, el emperador Augusto hizo algo muy parecido. Veamos primero el caso de España.

         Nuestro país había tenido un siglo XIX funesto con tres guerras civiles, revoluciones, invasión francesa, pronunciamientos, los Cien Mil Hijos de San Luis y un final apocalíptico con la guerra de Cuba y Filipinas y la pérdida de las colonias en 1898. Entre medias andaba también la Guerra de África y muchas, demasiadas, guerras políticas. El siglo XX tampoco comenzaba bien pues continuaba las guerras en norte de África, una sangría, nunca mejor dicho,  de jóvenes que mejor hubieran servido para trabajar en las fábricas o labrar los campos. Por si fuera poco, hay que añadir la Semana Trágica de Barcelona, magnicidios, una Segunda República turbulenta con una Revolución de Asturias que se saldó con muchos muertos y una Guerra Civil que, como todas las guerras civiles, fue de extrema crueladad. A partir del año 1939, España entró en un periodo de “paz” que puede ser muy discutido (de ahí las comillas), pero en el  no se encuentran guerras, revoluciones o magnicidios. Era una época de paz en la que los españoles empezaron a recibir las ayudas americanas a cambio de las bases aéreas de Torrejón, Rota y Zaragoza. La gente se compraba su “seiscientos”, salían a comer los domingos a lña “sierra” y podían veranear como los ricos. Sí, es verdad que muchos españoles tuvieron que emigrar y que la libertad política brillaba por su ausencia, pero como en el verso de Aquilino Duque “ Franco era eterno y la gente feliz”. A esto habría que matizarlo mucho, pero lo que no le pueden negar los historiadores es que el del Ferrol  creo una clase media que es el “colchón” más eficiente para revoluciones y enfrentamientos.

         En Roma,  también habían tenido un siglo I a. de C. muy convulso con varias guerras civiles, una república que se venía abajo porque había sido pensada para una polis y no para medio mundo conocido y una situación política también llena de turbulencias en las que no podemos entrar. Y, finalmente, tras la batalla de Accio, llega Augusto y trae la PAX. Además, Augusto promovió un rearme moral de Roma como Franco promovió un rearme moral (con la moral nacional católica, claro) en la España de la posguerra. La famosa Pax Romana se extendía por el  mundo y los romanos agradecían poderse dedicara a sus campos (un romano como un americano actual, siempre era un campesino), a sus familias y a vivir la vida. Augusto pensó que era el momento de unos Ludi Saeculares que se celebraban cada 110 años. Los anteriores habían tenido lugar en el año 140 a. C y los del 49 a. C no se pudieron llevar a cabo por la Guerra Civil. Los Libros Sibilinos decían que se tenían que celebrar cada 110 años tal y  como hemos dicho antes, pero, en este caso, hasta los cometas se pusieron de parte de Octavio pues los arúspices y augures pensaron que el cometa que había surcado el cielo de Roma indicaba que ya iba siendo hora de celebrarlos.  Para la performance, Octavio Augusto echó la casa por la ventana y hasta el mismo Horacio, hombre del régimen, recibió el encargo de un Carmen saeculare. Y tampoco faltaron los monumentos como el conocido Ara Pacis que ilustra esta entrada.

         Ya veis como la historia tiende a repetirse y cómo la Cultura Clásica, tal y como les digo a mis alumnos, sirve para reflexionar sobre nuestra propia historia pues no es sólo hablar de lo pasad o sino ver el presente reflejado en lo que ocurrió en Grecia y Roma.

         En España tuvimos a un poeta (no lo conozco de nada) que escribió un poema sobre los 25 años de paz y que se lo entregó a Franco en San Sebastián, en el Palacio de Ayete para ser más exactos.  Se llamó Felipe Juan Lorenzo. Pero de ese poeta, si bien os parece, hablamos en otra entrada de este humilde blog.

viernes, 16 de febrero de 2024

SÓNNICA LA CORTESANA DE VICENTE BLASCO IBÁÑEZ

 


A mi abuela Patro le gustaba mucho leer y uno de sus escritores favoritos era Vicente Blasco Ibáñez. Gracias a ella leí Cañas y Barro, La Barraca y Arroz y tartana que TVE  convirtió en series de justa fama en la historia de la televisión. Hace poco, mientras explicaba a mis alumnos la toma de Sagunto en Cultura Clásica, supe (para que digan que enseñando no se aprende) de la existencia de una novela de Blasco Ibáñez en la que se  se tomaba como base este hecho histórico. Picado por la curiosidad, me la compré de viejo y, con una cierta reticencia por un escritor de “masas” (el mal del intelectual que, como sabéis, padezco) me dispuse a leerla. Desde el primer momento me cautivó la prosa de Blasco que no era como las de las obras que os he mencionado sino una prosa hermosísima, con un aliento épico inigualable y  con una belleza que superaba lo esperado con creces. Ha sido la gran alegría literaria de este mes de febrero con sus pasajes de enorme calidad literaria que jamás podré olvidar. Servidor, en esta tarde de febrerillo loco en la que ya los almendros han florecido, os la recomienda. A los muy lectores, como el propio Blasco dice en el prólogo (que siempre hay que leer por muy español que se sea) os recordará a la Salambó de Flaubert, esa maravillosa novela histórica ambientada en Cartago del escritor de Madama Bovary de la que Paco Umbral decía en sus escritos que se le había ido la mano. Siempre me ha parecido Umbral casi mejor crítico literario que escritor pues acabó siendo un personaje y mató al literato que llevaba dentro, pero no pensé nunca que al francés se le fuera la mano en tan bella novela. Cosas de gustos.

         No quiero entreteneros más. Si queréis una buena novela histórica, leed Sónnica la cortesana. Os encantará. Y eso os lo dice uno que no es amante del género pues considera que una novela, ante todo, tiene que ser novela y luego, histórica.

         Yo creo que me habéis entendido aunque con esto de la LOGSE y La LOMLOE nunca se sabe del todo.

 

domingo, 11 de febrero de 2024

MATAOS DE MIGUEL LABORDETA

 


¡Qué pena que hayan pasado los años y que este poema esté tan vigente como desde la aparición del hombre sobre la tierra! Miguel Labordeta, que es algo más que el hermano de Juan Antonio que tanto veneró y defendió a su hermano mayor, escribe este poema estremecedor. Baste con ver un Telediario y sufrir el horror de esos niños muertos en Gaza que no son sino la punta de un iceberg de los miles de niños que mueren en las guerras, en las minas, en el tráfico de estupefacientes. Ninguno de nosotros sería capaz de matar a un niño; ninguno de nosotros sería de capaz de matar a una cucaracha, pero los niños (y los mayores) siguen muriendo día tras día mientras en Davos se reúnen los que mandan. Chico Ibáñez Serrador tenía una película maravillosa que se llama ¿Quién puede matar a un niño? La respuesta a esta pregunta puede ser escalofriante.

Mataos

Mataos,
pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.

Si vuestra rabia es fuego que devora al cielo
y en vuestras almohadas crecen las pistolas:
destruíos, aniquilaos, ensangrentad
con ojos desgarrados los acumulados cementerios
que bajo la luna de tantas cosas callan,
pero dejad tranquilo al campesino
que cante en la mañana
el azul nutritivo de los soles.

Invadid con vuestro traqueteo
los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece,
triturad toda rosa hallada; al noble pensativo,
preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte
que han de aplastar a las dulces muchachas paseantes,
en esta misma hora que sonríe
por una desconocida ciudad de provincias,
pero dejad tranquilo al joven estudiante
que lleva en su corazón un estímulo secreto.

Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas
de entelequias, estructuras incompatibles,
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.

Asesinaos si así lo deseáis,
exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asiríais un fusil de bravura,
pero dejad tranquilo a ese hombre tan bueno y tan vulgar
que con su mujer pasea en los económicos atardeceres.

Aplastaos, pero, vosotros,
los inquisitoriales azuzadores de la matanza,
los implacables dogmáticos de estrechez mentecata,
los monstruosos depositarios de la enorme Gran Estafa,
los opulentos energúmenos que en alza favorable de cotizaciones
preparáis la trituración de los sueños modestos
bajo un hacha de martirios inútiles.

Pisotead mi sepulcro también,
os lo permito, si así lo deseáis inclusive y todo,
aventad mis cenizas gratuitamente
si consideráis que mi voz de la calle no se acomoda a vuestros fines suculentos,
pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo,
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán roído a las seis de la tarde.

Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos,
y entre todos aspiran a vivir, tan sólo esto,
y de ellos ha de crecer, si surge,
una raza de hombres con puñales de amor inverosímil,
hacia otras aventuras más hermosas.

Miguel Labordeta

 

lunes, 5 de febrero de 2024

PLUTARCO EDUCA A LOS PADRES

 


Y,  para seguir con Plutarco, unas muy sabias palabritas que dijo el de Queronea mucho antes de que se pusieran de moda las “escuelas de padres”:

Y, en general, ¿cómo no va a ser absurdo que acostumbremos a los niños a tomar los alimentos con la mano derecha y riñamos al que extiende la izquierda, pero, en cambio, no tomemos ninguna precaución para que escuchen enseñanzas correctas y apropiadas?

Nada se puede añadir a tan curioso y sabio consejo.

PLUTARCO EDUCA A NUESTROS HIJOS POR PODERES


Conocéis de sobra mis ímprobos esfuerzos por medio de este blog de difundir la cultura grecolatina. En este caso, le toca a Plutarco que, en su obrita “Sobre la educación de los hijos”, nos dice estas maravillosas palabras como consejo a todos los padres y madres:

Y muchos de los padres llegan a tal punto de avaricia y, a la vez, de odio hacia sus propios hijos que, para no pagar un mayor salario, eligen como maestro de sus hijos a hombres de ninguna estima, buscando una ignorancia barata. Por esto también Aristipo, no sin gracia, sino muy inteligentemente,  se burló de palabra de un padre vacío de inteligencia y sentido. Pues, habiéndole preguntado un hombre cuánto salario pedía por la educación de su hijo, le dijo; «Mil dracmas.» Al responderle el padre: «¡Por Heracles!, ¡qué petición tan  excesiva! Por mil dracmas, en verdad, puedo comprar un esclavo.» «Y así, le dijo Aristipo, tendrás dos esclavos, tu hijo y el que compres.»

¡Muy bien dicho, Aristipo! Que se lo anoten también los jerarcas del Ministerio y de la Junta: en Educación, se invierte, no se gasta. Pues eso.

 


jueves, 18 de enero de 2024

OTRO EPIGRAMA DE MARCIAL

 


                Resulta que le he cogido gustillo a los epigramas (siempre se lo tuve, esa es la verdad)  y os voy a regalar otro también escrito por Marcial tras su regreso a Bílbilis. En este epigrama, Marcial se muestra tan agradecido a Marcela por la finca que le ha regalado que nos va describiendo todas sus bellezas. Incluso los jardines, según el poeta, dan dos cosechas de rosas al igual que los de Pesto. Y no sólo eso: también nos dice Marcial que , si la misma Nausícaa le ofreciera los jardines de su padre Antínoo, los rechazaría para quedarse con los que Marcela ha tenido a bien regalarle. Os lo dejo para disfrute vuestro.

XXXI

 

 

Hoc nemus, hi fontes, haec textilis umbra supini

Palmitis, hoc riguae ductile flumen aquae,

Prataque nec bifero cessura rosaria Paesto,

Quodque viret Iani mense nec alget holus,

5

Quaeque natat clusis anguilla domestica lymphis,

Quaeque gerit similes candida turris aves,

Munera sunt dominae: post septima lustra reverso

Has Marcella domos parvaque regna dedit.

Si mihi Nausicaa patrios concederet hortos,

10

Alcinoo possem dicere 'Malo meos.'

 

 

 

Este bosque, estas fuentes, esta urdimbre de sombra del alto emparrado, este río canalizado de agua que lleva vida;  estos prados y rosales que no cederían a los de Pesto por más que den que  dos cosechas y la verdura que verdea en el mes de Jano y no la hiela el frío; y la anguila que nada en un estanque cerrado y esta torre de blanco resplandeciente que aves cría de su mismo color, obsequios son de mi dueña:

A mi vuelta, después del séptimo lustro, Marcela me ha regalado esta casa y estos reinos pequeños.

Si Nausícaa a mí los jardines de su padre me regalara, a Alcínoo podría decirle: “Prefiero los míos”!”

 

UN EPIGRAMA DE MARCIAL

 


Este epigrama que os traigo de Marcial me parece maravilloso. Junto a los poemas que se usaban para los regalos de las Saturnalia, como los versitos en los abanicos de don Ramón de Campoamor, Marcial tiene estos epigramas en que escribió cuando la viuda Marcela le regaló una finca en Bílbilis y el “maño” dejó Roma y se fue de nuevo a su tierra celtíbera. Os pongo el texto latino y una traducción que, pese a que ya no traduzco, os he preparado para la ocasión. Espero, ex toto corde, que os guste.

 

Vitam quae faciant beatiorem,

iucundissime Martialis, haec sunt:

res non parta labore, sed relicta ;

non ingratus ager, focus perennis;

lis numquam, toga rara, mens quieta;                            5

uires ingenuae, salubre corpus;

prudens simplicitas, pares amici;

convictus facilis, sine arte mensa;

nox non ebria, sed soluta curis;

non tristis torus, et tamen pudicus;                            10

somnus qui faciat breves tenebras:

quod sis esse velis nihilque malis;

summum nec metuas diem nec optes.

 

Lo que hace más feliz la vida, gratísimo Marcial, es esto: una hacienda no ganada con el trabajo, sino por herencia; un campo no desagradecido [1], un hogar siempre encendido; pleitos nunca, toga poca [2], la conciencia tranquila; un vigor congénito, un cuerpo saludable; una prudente sencillez, unos amigos de la misma condición; unos convites fáciles, una mesa sin artificio; unas noches sin borracheras, pero libres de preocupaciones; un lecho nada triste y, sin embargo, púdico; un sueño que haga cortas la noches; lo que uno sea, querer serlo y no querer más nada; el último día, ni temerlo ni desearlo.

[1] Que paga con buenas cosechas los cuidados que se le dan.
[2] Poca vida “de sociedad”, cuyo símbolo era la toga y que era obligada en los actos oficiales y, sobre todo, en la visita mañanera de los clientes a sus patronos.